miércoles, 16 de diciembre de 2009

LE MÉPRIS


El laberinto del amor como esencia de la vida, la tragedia de quien es amante. Así se podría definir esta película, El desprecio (Le mépris), una de las más famosas de Jean-Luc Godard.
Es verdaderamente simbólico que la película empiece con una escena en la que se presenta el traba jo de un equipo de grabación (esto es, la "trastienda" de todo redaje, lo que no se debe ver), mientras una voz en off le revela los créditos al espectador. En la siguiente escena (una escena de cama), en la que se presenta a los dos protagonistas -la pareja encarnada por Michel Piccoli y Brigitte Bardot-, el director juega con las tonalidades de la imagen, sometida a un solo color graduado (azul, amarillo, rojo...). Además, en la película todo gira en torno a un rodaje en el que se versiona la Odisea según la opinión de que Ulises y Penélope han dejado de quererse, llegando incluso a ser despreciado el primero por la segunda. Esto es lo que opina el tiránico productor (Jack Palance) y el personaje de Piccoli, que es su guionista, y quien vive en sus carnes el sabor del desprecio por parte de su mujer Camille (Brigitte Bardot). Haciendo de sí mismo, el gran Fritz Lang es el director de esa Odisea surrealista y el único personaje cuerdo y sincero, del que se diría que ha alcanzado la sabiduría vital.
El desprecio narra cómo un malentendido, acrecentado por la desilusión mútua, lleva a la autodestrucción de una joven pareja. Ella se siente abandonada por él; él despreciado por ella. Y el desprecio acaba por triunfar, así como un final trágico, fruto de la incompresión.

Este ejercicio trata sobre reflexionar y crear un espacio para ver la película.

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